Querida persona a quien va dirigida esta carta:
Tengo algo que me encantaría decirte y es que te quiero.
Hacía mucho tiempo que no me sentía así, hacía mucho tiempo que con un simple “hola” no se me ponía la piel de gallina. Lograste que volviera a confiar en que alguien podía verme linda, conseguiste apartar muchas de las trabas que me puse a lo largo de mi vida, para hacerme ser un poco más feliz; me devolviste, poco a poco, un sentimiento que creí desterrado en el fondo de mi alma.
Aunque no te des cuenta, a veces noto que transitás a través de mí con más cautela de la que deberías y sé que lo hacés por miedo a lastimarme; porque, aunque aparentes ser fría, fuerte y desconsiderada, sos lo más dulce que se cruzó en mi camino en este último tiempo y no puedo parar de pensar en vos.
Hace mucho tiempo que no puedo sacarme a alguien de mi mente, hace mucho que no logro que te apartes de mis pensamientos, estás todo el tiempo ahí, me armás y me desarmás a tu gusto. No te mentiría si te dijera que estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por verte feliz, más allá de que el noventa porciento del tiempo me siento inútil y siento que no te ayudo.
Mientras escribo estas líneas, no puedo evitar que algunas lágrimas se escapen de mis ojos porque no estás a mi lado y todo lo que deseo en esta fría y oscura noche es un abrazo tuyo… Pero tengo demasiado miedo, mucho miedo, me asusta tanto la idea de perderte que no te digo cuán profundos son mis sentimientos y sigo jugando a que todo es una broma.
Lo único que espero es que, algún día, puedas darte cuenta de lo mucho que me importás y de lo mucho que te quiero acá, haciendo que mis demonios desaparezcan cada noche.
Atentamente.
La persona que emite esta carta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario